martes, 27 de febrero de 2018

Carta de despedida a la mascota de mi amigo CARTA A SISSY
Sissita, te escribo esta carta porque no tuve oportunidad de despedirme de ti; por supuesto, yo sé que no puede ser un adiós, nos volveremos a encontrar en el Absoluto a donde ahora vuelves. Pero si ello es posible, te buscaré en el Valhalla de los perros y de los gatos. No me interesa ir a ningún otro lado. En lo personal podría pensarse que nos conocimos poco, pero sería falso porque nos conocimos bien; cuando se habla como lo hacíamos tú y yo; de frente y mirándonos a los ojos, sintiéndonos hermanados por el amor a Salvador, no se puede hablar de poco o mucho. Te voy a extrañar, como ya te extraño, cuando vaya a tu casa; más tuya que de nadie más. Voy a extrañar tus cortas patas tableteando por el piso; tus ronquidos y tú mirada cómplice pidiendo, exigiendo, compartir la cena. Me alegra infinito el haberlo hecho. Si te sientes inquieta por mirar a mi hermano, nuestro hermano sufriendo, no lo hagas. Todo el dolor que ahora siente, todo el dolor del mundo, no pagan el placer de haberte conocido. Porque su vida era mejor contigo a un lado; es sólo que el hueco que le dejaste en el pecho no lo deja respirar. Yo te agradezco, Sissy, el que con tu presencia hayas mitigado sus momentos de soledad, los momentos difíciles y aun los terribles con los que la adversidad lo ha fortalecido, lo han hecho más sabio y más sereno. Eso, Sissita, no te los voy a poder pagar con nada. Tu presencia en nuestras vidas me ratifica la existencia de una Inteligencia superior, eso tampoco te lo puedo pagar con nada. Sigue tu viaje, peluda; devora estrellas como devoraste la vida. Y, una vez ahíta, descansa. Buenas noches, hermanita, que mi recuerdo y el amor de Salvador velen tu sueño. ¡Hasta siempre! Mauricio

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