miércoles, 9 de junio de 2010

Gallo de pelea y el ser humano reviviendo al velosiraptor

Desde la historia compartida entre seres humanos estas 2 especies hicimos un pactos que aporto beneficios a ambos nosotros el tener alimento (carne y huevos) y además en algunos casos satisfacer nuestros instintos contenidos en el cerebro reptiliano a través de las peleas de gallos. Ellos obtuvieron cuidado, protección de los depredadores y de las hambrunas y la posibilidad de satisfacer su destino bilógico (supervivencia y reproducción) a costa de su calidad de vida.
Nosotros hemos hecho razas por selección humana aprovechando las características genéticas de algunos gallos más hábiles en pelear, más astutos, mas traicioneros y fomentamos esas características para tener súper gallos que pudieran ganar en las peleas. Así obtuvimos un valor mayor de comercio de estos animales, los cual reforzó estas conductas de selección.
¿Por qué los gallos? Porque vemos en su conducta un reflejo de nuestro cerebro reptiliano y sus pulsiones son las nuestras.

Tenemos 3 estructuras en nuestro sistema nervioso central fundidos sí que son el cerebro reptiliano (reptiles), luego el límbico (mamíferos primitivos) y por último el cerebro racional (mamíferos evolucionados o superiores).
“El primer fisiólogo Paul McLean explicó que a ese primer cerebro reptiliano, casi sólo centrado en los movimientos de ataque y huida, le siguió u nuevo cerebro más evolucionado el límbico-cuya característica básica fue la de estar capacitado para sentir afecto. Surgió así un cerebro social, capaz de unir a cuantos poseían en unidades tribales. Y de esa manera, siempre en busca de una mejor forma de sobrevivir, los primeros monos límbicos pudieron vencer a los más saurios.” 1
Nosotros los seres humanos somos animales depredadores que también podemos ser carroñeros y recolectores, pero en la base de nuestros cerebro laten estas posibilidades, constantemente estamos tratando de cazar, de predominar y de subir escalas en nuestros sistemas sociales, todo esto inmerso en la expresión de nuestro cerebro primitivo.
En la rememoración de los múltiples combates que tuviéramos que dar para predominar, para ser el depredador de depredadores, nos sentimos miedosos y frágiles al comprobar que poco valemos en combates cara a cara, con la mayoría de los seres que irracionalmente consideramos como inferiores, y la defensa contra ese sentimiento básico de inferioridad es hacer pelear en condiciones diseñadas por nosotros a animales emblemáticos que simbolizan cualidades que ya quisiéramos humanas. Como son los gallos los toros y los perros, pero en sí los gallos aprovechamos su valor de pelar a muerte por su territorio sus hembras y su progenie para así al ser ellos los muertos reforzar la sensación de nuestra “superioridad.” Todos queremos ser generales que dominamos tropas y que ellos combatan nuestras peleas y mueran por ellos y nosotros no.
De esa forma hemos creado diferentes diversiones donde sacamos nuestros deseos más profundo de muerte en donde encogimos a los más débiles para que pelen por nosotros y recreemos nuestro pasado evolutivo, una de las razones de que se escogió al los gallos para la pelea por tener un cerebro reptil que pelea a muerte.
Como dicen algunos galleros: “se debe tener en cuenta que los gallos son de las pocas especies que naturalmente cargan con el placer de pelear entre ellas con una fiereza indomable”. El interés por criarlos nace en la propia actitud bélica de estas aves.
Hay que recordar que nuestro antepasado de las aves fue el dinosaurio (reptiles), peleaban hasta la muerte al igual que los cocodrilos, no es naturaleza bélica, el placer y la naturaleza bélica es característica solo del ser humano, justificando su deseo con el pretexto de un espacio en el que los seres humanos podemos olvidarnos, por un momento, del envilecimiento rutinario, ofreciéndonos a cambio la posibilidad de sumergirnos en una realidad paralela a la cruda cotidianidad, , ¿quien es el vil el que muere porque no tiene otra opción o nosotros que provocamos estas muertes por solo unos minutos de diversión, sin importarnos que aunque sea reptil y no manifieste emociones, siente dolor Y MUCHO, no olvidemos que hay tres tipos de armas que suelen usar los gallos de peleas: navajas, espuelas y el pico. Este gallo puede acabar con su rival desde el inicio mismo del combate, acertando un tiro certero en la nuca o herir partes vitales, ya que la forma en la que asestan los golpes les permite utilizar al mismo tiempo las dos armas que le fueron habilitadas naturalmente. Sobre todo, sus ataques se dirigen a la zona que comprende entre el cuello y la cabeza.
Y si nos referimos a los toros que son mamíferos es peor porque la muerte no dura poco, mientras más tiempo dure la muerte, haya más sangre, y podamos infligir más dolor al Monstruo “Toro”, mejor, porque más disfrutamos de nuestra superioridad, claro con alevosía y ventaja porque nosotros llevamos armas para poderle ganar. Somos los Dioses porque decidimos quién vive y quién muere.
Nuestra parte racional nos hace justificarnos con razones de una moral que no es ética. La moral incoherente, y por eso puede ser modificada a nuestro beneficio
Convertir la matanza en un arte y en una diversión, al fin quien decide que es bueno y que es malo, desde la antigüedad se hacía sacrificios a los Dioses Malos, para justificar nuestros actos, así que le dábamos a ellos un soborno, todas las religiones piden tributos, todos los imperios también, las guerras matan gente para que los reyes tengan más riquezas y territorio, el rey utiliza a sus súbditos, el sacerdote a sus feligreses, y donde esta el bien y donde el mal, (depende de que lado estés)
“Aun tenemos en nuestras cabezas estructuras cerebrales muy parecidas a las del caballo y el cocodrilo', dice el neurofisiología Paul MacLean, del Instituto Nacional de Salud Mental de los EE.UU.
Nuestro cerebro primitivo de reptil: que se remonta a más de doscientos millones de años de evolución, nos guste o no nos guste reconocerlo, aún dirige parte de nuestros mecanismos para cortejar, casarse, buscar hogar y seleccionar dirigentes. Es responsable de muchos de nuestros ritos y costumbres (y es mejor que no derramemos lágrimas de cocodrilo por esto).” 2
El cerebro emocional: relaciones emocionales, centro de afectividad, el temor o la agresión, capacidad de aprendizaje y memoria, el sistema límbico el sistema límbico trabaja junto con el cerebro racional por eso podemos controlar nuestras emociones
El cerebro racional: Aquí fue donde dio un salto la evolución en donde aparecieron los primeros mamíferos superiores donde están los impulsos y emociones, capacidad de pensar en forma abstracta y comprender las relaciones interpersonales, el yo consciente y la compleja vida.

Finalmente la bilogía evolutiva nos enseña que las aves descienden de los dinosaurios.
Parece justicia poética que animales tan formidables aparentemente extintos continúen latiendo en el presente a través de sus herederos biológicos (los gallos), y de sus herederos conductuales (nosotros), que fuimos capaces de volver a dotarlos de sus armas terribles (sus garras), que nosotros se las hemos regresado de metal para participar en nuestra mutua danza que pertenece a velociraptores a gallos y a humanos en la celebración de los festejos del cerebro reptil.

1. El señor de los saurios revista Salud. (www.dsalud.com)

2 .Nuestro complejo cerebro, revista Inteligencia Emocional.(www.inteligenciaemocional.org)

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