miércoles, 15 de marzo de 2017

Historia de Rigoberto (Como me salvo la vida) Las personas que atendemos pacientes con problemas emocionales severos y que indagamos las circunstancias del inicio, de la evolución y de los desenlaces de estos trastornos tenemos frecuentemente el privilegio de cómo sus mascotas frecuentemente influyen en su evolución Nos damos cuenta de que estos animalitos se ganan el derecho a ser considerados miembros de la familia y que participan en la relación y en ocasiones como en las que vamos a platicar en gran beneficio para el paciente
Rigoberto, persona de 28 años con escolaridad de Administrador de Empresas y llevaba una relación conflictiva pero al mismo tiempo muy cercana con su novia de 24 años llevando 3 años de relación aproximadamente, habían hecho planes de boda y ya habían comprado cosas para vivir juntos y de repente se entera al revisarle el teléfono de su novia que ella tenía otra pareja sentimental además de el a la cual estaba muy allegada. En la confrontación ella lo niega y le dice que esta como operado del cerebro y que son puras figuraciones, y que lo que vio no es real y además borra todos los demás mensajes, la pareja con la que lo engaña es un compañero de trabajo y que siempre fue su amigo y era gay. Así mismo también se da cuenta que esta relación ya es de mucho tiempo y que iba a continuar aunque ellos se casaran, por lo cual está muy deprimido, comenta posteriormente que tenía ganas de matarla y de matar al susodicho y después matarse el, pero esta tan triste y desanimado que no le dan ganas de salir a balacearlo y se dedica a intoxicarse con alcohol y a escuchar canciones relaciones con abandono, enojo y venganza y decide matarse (para que le duela), y el resto de la vida de ella “sufra” y decide que lo mejor es ahorcarse y prepara la soga y está a punto de hacerlo cuando su perro Max con el cual había convivido más de 5 años que no se había separado de el en estos días mientras se alcoholizaba y lloraba estaba pegado a el, ya al ponerse la soga vio que su perro lo miraba a los ojos sumamente angustiado y no dejaba de ladrar aunque en baja intensidad y lo desconcentraba para poder amarrar el nudo, cuando pudo apretar el nudo su perro aullaba muy angustiado y callo en cuenta de que si moría quién lo iba a atender a su animalito como él y además de que este se abalanzo y se frotaba con el decidió no hacerlo por lo menos ese día, al día siguiente llegaron familiares que conversaron con él y lo llevaron a terapia. El reconoce que si no hubiera estado su perro no estaría vivo. Se comprometió a un tratamiento psicológico y psiquiátrico evolucionando después de un año de tratamiento satisfactoriamente. Actualmente se refiere felizmente casado (con otra) y su perro sigue siendo integrante de su familia. ​Salvador

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