miércoles, 15 de marzo de 2017

Relato perruno: Lo que aprendí de mis mascotas
Jamás pensé siquiera tener una mascota, lo veía más como un problema o una molestia que como un beneficio… Un buen día, la vida me cambió, se llenó de problemas a los que no les veía solución, me sentía sola, desamparada, pérdida sin nadie que me apoyara, sin nadie que pudiera brindarme un abrazo, un poco de calor, fue entonces cuando algo en mi corazón me sugirió, adoptar un perro que estuviera en situación de calle y ayudarlo a brindarle un hogar, porque así como me sentía yo, de seguro había un perrito que necesitaba también lo mismo. Fue entonces cuando contacté a una protectora de animales y me citaron para que viera a una perra que fue rescatada en las peores condiciones haber si quería adoptarla, entonces fui acompañada de mi hija para tomar la decisión, fue entonces que bajaron de una camioneta a una perrita cuya mirada se cruzó con la mía y fue corriendo hacia a mí, como si me reconociera de algún lado, se me paró de patas y me miró tiernamente como queriendo escudriñar en mi alma, en ese momento preciso se robó mi corazón, la cargué y abracé prometiéndole que jamás estaría sola de nuevo y que la protegería por siempre, en ese momento no sabía que quién venía a rescatarme era ella a mí. Mis problemas no se resolvían o por lo menos no encontraba la solución y cuando me tiraba abatida en mi cama muchas de las veces llorando por la depresión, llegaba ella suavemente se me acercaba y me miraba fijamente como diciéndome, "aquí estoy yo" entonces la abrazaba y la llenaba de muchos besos, sintiendo en ese momento que nada era tan grave, ella venía de estar en la calle, de pasar hambre, frío, de ver morir a uno de sus hijitos, de estar llena de hongos y desnutrida, ¿Qué podía ser tan terrible en mi vida que pudiera compararlo con eso? Definitivamente NADA, me regresó la esperanza y la fe en que podía salir adelante, que yo no dependía de nadie para hacerlo, pero ella si dependía de mi para sobrevivir, para vivir feliz, para darle la vida que no había tenido hasta entonces. Pensé entonces que ella necesitaba una compañía y viendo fotos de la protectora me encontré a Trufa una cachorrita que se veía tan pequeña y que había sido separada de su mamá porque su dueña irresponsable no la esterilizó y cuando tuvo sus cachorros simplemente no los quería y se los dio a la protectora, me la llevé entonces y cuando llegué a casa, esperaba que todo fuera alegría y felicidad, que Moka saltara jubilosa porque ya tenía una cachorrita con ella…. pero ¡Oh sorpresa! Moka le gruñía y no la quería cerca de ella, no entendía porque se comportaba de esa manera, hasta que me dijeron de la protectora que debía pasearlas juntas un buen rato y así Moka la iba a ir aceptando, y así fue, vaya alivio que sentí, ya todo mejoraba. Al poco tiempo regresé con mi pareja, nos habíamos separado y él tenía ya un perro y una perrita, la última la habíamos adoptado juntos y sufrí mucho cuando al separarnos ya no podía verlos más, pero cuando regresamos le dije, ya no vengo sola ahora somos tres, me sentí muy feliz ya estábamos todos juntos. Llegué emocionada con Moka y Trufa, pero me esperaba un escenario bastante estresante, Khalu siendo un perro viejo y pequeño no le importo la incorporación de las nuevas perritas, pero Chiquita siendo una French, antes de irme la trataba como si fuera una bebé, definitivamente no le agradó nada que invadieran su territorio y que su dueña ahora viniera con dos perras más sintiendo además la irremediablemente conexión que hay entre Moka y yo. misperrosyyo Se armaba a cada rato una batalla campal, Chiquita atacaba a Moka ya que le tenía bastante recelo y Trufa mientras crecía, solo miraba, me la pasaba separándolas y preocupada sobre qué pasaría cuando Trufa estuviera más grande y mi preocupación estaba más que justificada, Trufa creció y no le parecía en nada que atacaran a su "mamá" Moka y entonces se metía a defenderla, eran dos perras medianas contra Chiquita y a pesar de salir lastimada no le importaba, ella quería defender su posición que tenía en la manada antes de irme y sobre todo recuperar a su líder. Vaya lío en el que me metí, no entendía nada de nada, solo lloraba y me desesperaba, que iba a pasar entonces? Hablé con la protectora y me recomendó una etóloga, no sabía que era una etóloga canina pero haría todo por terminar con esas batallas, así que le llamé y resultó que es la especialista en el comportamiento animal, así llegó a nuestras vidas Vivian Hall. Las llevé entonces con Vivian y trabajamos duro con ellas, con sus enseñanzas aprendí todos los errores que cometí con mis perras, incluso esto se ha reflejado en mi vida, aprendí el lenguaje corporal que necesitaba para ser su líder y ese mismo lenguaje corporal se ha reflejado en la manera en que las demás personas me ven, también tuvimos que trabajar conjuntamente con un entrenador porque me ponía muy nerviosa cuando se acercaba Chiquita a Moka y esa adrenalina que yo excretaba la sentían como amenaza y se peleaban de nuevo, explicación que me dio Vivian, pero no podía evitarlo, con el entrenamiento también aprendí a relajarme, a tener más control sobre de ellas y por fin se terminaron las peleas y ahora conviven en armonía como manada, aprendí también a no meterme en sus problemas y sobre todo a no humanizarlas porque con ello más que ayudarlas les hacía daño. Hace poco nos fuimos de vacaciones a Tequisquiapan y encontré a una perrita que fue abandonada por su familia, simplemente la dejaron en la calle y sin más la dejaron ahí, eso lo supe por la dueña de uno de los restaurantes del centro quién me dijo "¿por qué no la adopta?" mi primer respuesta fue, "No, ¿cómo cree? ya tengo 4 perros una más ya es demasiado" y me quedé con ella platicando de sus perros y de los míos, en el transcurso de esa platica veía de lejos a la perrita que se veía asustada y repegada a la pared viendo pasar a la gente, me preguntaba cómo había gente capaz de abandonar a su mascota y fue entonces que decidí ver si había forma de llevármela, pero cuando vi de nuevo ya se había ido, le comenté entonces a mi pareja lo de la perrita y que tenía deseos de traerla con nosotros para buscarle un hogar y me dijo que si, los días que siguieron la busqué por todas las calles aledañas al centro y no la encontraba, me arrepentí de no haberla recogido en ese momento en que la vi, los días pasaban y ya era el último que estaríamos ahí, la busqué por última ocasión pidiéndole a Dios que si él así lo quería hiciera que la encontrara para poderle dar un hogar, y no la encontré por ningún lado, triste me fui a hacer maletas y ya por la noche regresé con la hija de mi pareja a comprar algunos regalos, ya íbamos de regreso cuando de repente la vi entre la gente y dije "ahí está, tiene que ser ella" y así fue, era ella, Dios me escuchó… compramos entonces un taco y en lo que iban a buscar con que sujetarla, le daba de comer para que no se fuera, total que nos la trajimos, aprendiendo de la experiencia anterior, le llamé a la etóloga, para que me diera instrucciones precisas para incorporar a la recién bautizada, Blacky, a la manada, siendo un total éxito, tan bueno fue que ya no pudimos darla en adopción, ya es parte de nosotros, es muy noble y muy linda, no entiendo cómo pudieron tener corazón para abandonarla así sin más, sin haberle dado ninguna oportunidad. Adoptar a mi Moka me enseñó que las mascotas nos ayudan en muchos aspectos de la vida, te levantan a fuerza de la cama aunque estés deprimida porque necesitan su paseo y lo piden, al pasearlas además de hacer ejercicio conoces otras personas afines y socializas con vecinos con los que de seguro jamás habrías hablado y encuentras grandes amistades, alivian tu tensión y el estrés cuando hay problemas porque ellos lo sienten y se acercan a ti en forma solidaria con su dulzura para darte ánimo y decirte "aquí estoy" entonces al abrazarlas te da un sentimiento de paz y alivio, de solidaridad y de mucho amor. Ahora sé que la relación amo y mascota llega a ser tan profunda, que cualquier estado de ánimo o salud que tengamos, la mascota puede sentirla y siempre tratará de ayudar a su amo, dan un amor incondicional tan grande que se han convertido en estupendos apoyos de terapia para ancianos, enfermos mentales, Síndrome de Down, etc. Ahora entiendo que nosotros no los rescatamos a ellos, sino que es todo lo contrario y cuando haya más gente que así lo entienda, habrá más mascotas adoptadas y la zoo terapia será más aceptada por la gente como opción o complemento para tener una mejor calidad de salud y de vida, comprendí que le puedo dar otro cause paralelo a mi vida apoyando la protección a los animales y la difusión de terapias en beneficio de ambos.
Dra. Ma. Leonor Saucedo Ochoa

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